Edelmira, 90 años; Honorio, 84 años; Fermina, 99 años; Cristino, 92 años; Benigno, 88 años; Saturnina, 89 años… Repaso los nombres de las esquelas publicadas en los meses pasados. Muchos de ellos habrán fallecido, víctimas del coronavirus, en residencias de ancianos. La mayoría lejos del pueblo en el que nacieron, a años luz del mundo en el que abrieron los ojos. Hay que recordar los nombres, las historias personales. Las cifras de las estadísticas oficiales congelan la realidad, la convierten en algo frío, abstracto, intangible. Los números deshumanizan.
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